martes, 9 de febrero de 2016

Subtemas: Cine animado - Cine snuff






Las imágenes que intentan crear la ilusión de movimiento existen desde hace miles de años ya sea por arte o diversión el hombre a querido representar esta dinámica en dibujos, primero han sido dibujos en las cuevas prehistóricas que a través de la repetición de partes de los cuerpos de los animales querían emular la forma de cazarlos. Los primeros ejemplos de imagen en movimiento fueron en el siglo XIX, un medico llamado Joseph Plateau invento un artilugio llamado fenaquistiscopio que consiste en varios dibujos de un mismo objeto en posiciones ligeramente diferentes distribuidos por una placa circular lisa, cuando la placa se hace girar frente a un espejo se crea una ilusión de imagen en movimiento.
En 1824 Peter Mark Roget con su trabajo la persistencia de la visión y su relación con los objetos móviles genero elementos como el taumatropo el cual consiste en un disco con dos imágenes diferentes en ambos lados y un trozo de cuerda a cada lado del disco ambas imágenes se unen estirando la cuerda entre los dedos haciendo el disco girar y cambiar de cara rápidamente, el giro produce que opticamente el principio de persistencia retiniana la ilusión de que ambas imágenes están juntas.
En 1839 Daguerre invento la emulsión para hacer la primera fotografía descubrimiento que permitió la imagen animada. Con la invención de la fotografía las imágenes en movimiento dieron otro paso adelante con Eadweard Muybridge quien en 1872 creo una colección de fotografías para demostrar que el movimiento de los caballos tienen en movimiento los cuatro cascos en el aire.
Emile Reynaude en 1877 tomo el consejo del zootropo que consistía en tener dibujos en un tambor y girarlos hasta dar movimiento y unió a un proyector de linterna mágica para crear lo que fue considerado presencialmente como la primer película animada su invento se llamo praxinoscopio contaba con un carrete de película accionado a mano que generaba un espectáculo de 15 minutos llamado pantomimaluminosa y su importancia radica en que contaba una historia mediante la utilización de dibujos.








El primer antecedente reconocible sobre el cine snuff es la acusación que se le añadió a la larga lista de crímenes de Charles Manson, el líder de “La Familia”, el sicópata más celebre de los Estado Unidos desde los años sesenta y quien debe buena parte de su popularidad al sonado caso del asesinato de Sharon Tate, la esposa de Roman Polanski, por parte de algunos de sus adeptos. A Manson se le acusó de haber filmado cintas snuff y, aunque nunca nadie las vio, el rumor fue luego aceptado como verdad comprobada. No es gratuito, entonces, que este primer antecedente, como la gran mayoría de casos posteriores, haya tenido su origen en un rumor que, por la naturaleza truculenta del tema, fue tomando cada vez más fuerza. De ahí que el cine snuff se mueva entre las fronteras de la leyenda urbana y los sub-géneros cinematográficos.

Gonzalo Abril, un profesor español de teoría de la comunicación, quien tiene una especialización tan insólita como el snuff mismo, la de rumorólogo, afirma que este tipo de cine originado como un rumor perdura y crece convirtiéndose en leyenda urbana, pues usa “su misma lógica con factores muy concretos: el sexo, la violencia, la humillación y el abuso sobre los débiles, que suscitan el interés de la gente y movilizan resortes básicos en el entramado social, formando parte todo esto del tejido cultural de los medios de comunicación de masas.”

En relación con este papel de los medios en la configuración del snuff como mito, como leyenda urbana, ha sido decisivo ese cine comercial que erróneamente se ha tomado como cine snuff y del cual se pueden identificar dos vertientes: una que aborda el snuff como tema de sus tramas, que si bien es la que más ha divulgado la definición y características del género, el público asume inequívocamente como de ficción. A ella pertenecen filmes como Videodrome (David Cronenberg, 1983), Tesis (Alejandro Amenábar, 1995) y 8mm (Joel Schumacher, 1999). La otra vertiente está conformada por películas que retoman la dinámica del snuff y pasan por reales (o al menos crean la duda) ante el público. Estas películas son las que más tienen que ver con el origen del mito y con la legitimación del snuff como un fenómeno que existe verdaderamente.


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